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Luego Lea y sus hijos se acercaron y también se inclinaron ante Esaú. Finalmente, llegaron Raquel y José y también se inclinaron.

―¿Y para qué era todo ese ganado que he encontrado en el camino mientras venía hacia acá? —preguntó Esaú.

Jacob contestó:

―Son obsequios que te envié para ganarme tu favor.

―Hermano mío, yo tengo bastante —dijo Esaú—. Déjalos para ti.

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